Fotografías de Manolo Espaliú.

El proyecto prevé la centralización de la mayoría de los departamentos judiciales de Barcelona y de L’Hospitalet de Llobregat y su emplazamiento está en el límite entre las dos ciudades, junto a la Gran Vía (una de las principales vías de acceso al centro de Barcelona) y la Avenida del Carrilet. La propuesta más significativa del proyecto es la de fragmentar el ambicioso programa en una serie de edificios separados aunque interrelacionados que se disponen sobre un espacio con voluntad de plaza pública. Cuatro de los edificios se agrupan en el atrio, destinados a instancias judiciales; los otros cinco, en cierta medida autónomos, están destinados a usos auxiliares y complementarios de la actividad judicial. Los edificios se revelan como bloques mesurados, con fachadas portantes de hormigón armado y coloreado, cada uno de un color diferente.

Esta es la propuesta ganadora presentada conjuntamente por David Chipperfield Architects y b720 Arquitectos en un concurso internacional de carácter restringido.